Ya hemos escuchado hablar una y otra vez de la importancia del deporte, de la cantidad de visitas que nos puede ahorrar al cardiólogo, endocrino o incluso dermatólogo y de lo importante que es movernos para nuestra salud física, pero ahora parece que hay algo más.
Una rutina que hay que aplicar cada día es moverse. Moverse no es ir a una librería o a mirar escaparates. Moverse es caminar a una suficiente velocidad en la que notas que se acelera la respiración y el corazón. Es decir cuando la gente te vea que diga: ¡Uy este tiene prisa!
Es fundamental por varias razones. La primera es que cuando te mueves rápido se libera una hormona que se llama oxitocina. La tenemos los hombres y las mujeres. Y tiene la propiedad que se desconecta el centro del miedo y también se relaciona con la formación de relaciones de confianza y generosidad.
Cuando estamos asustados o preocupados se activan los núcleos amigdalinos, las amígdalas. Estas amigas a las cuales nos referimos son unos núcleos en el cerebro, en forma de almendra. La oxitocina no solamente desconecta el miedo sino además es un protector natural del corazón. Baja los niveles de colesterol y triglicéridos.
Además está demostrado que cuando hacemos ejercicio físico se libera una proteína llamada BDNF que hace que las neuronas se conecten más entre sí. Neuronas más conectadas, persona más inteligente. Esta proteína liberada durante el movimiento produce una mayor conexión entre neuronas y da lugar a que se generen nuevas neuronas. No importa edad que tengas, esto funciona a cualquier edad, 20,30, 40,50, 60,70, 80,90. Sabemos que hay un proceso que a partir de células madre, situadas en la corteza del cerebro, se generan nuevas neuronas.
Éstas células Madre, situadas en las zonas prefrontales del cerebro, emigran a los hipocampos de las zonas de memoria y aprendizaje y favorecen que tú realmente aprendas más deprisa.
En los últimos años en algunos laboratorios se han utilizado ratas y ratones que corrían en su rueda durante dos semanas y se ha podido observar que pasado este periodo los animales aumentaban sus niveles de BDNF, proteína que actúa como factor de crecimiento nervioso, además de que cada día mejoraban sus marcas y eran capaces de correr más distancia en menos tiempo.
Este hecho también ha sido testado con personas las cuales han realizado ejercicio moderado durante 4 horas a la semana durante unos seis meses y han mejorado un 20% su capacidad de aprendizaje y racionamiento.
Con estos datos podemos dar como demostrado el famoso dicho mens sana in corpore sano y empezar a dar la importancia que se merece al ejercicio que tanto nos recomiendan. Además de mejorar nuestra salud física podremos acabar siendo unos pequeños genios, eso sí en buena forma.
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