Son muchos los casos en los que un niño, especialmente entre los 2 i los 3 años, va acompañado por un amigo imaginario que puede llegar a ser una preocupación para sus padres que seguramente en muchos casos optarán por buscar asistencia psicológica. En la mayoría de ocasiones estos amigos imaginarios suelen ser superhéroes o personas con las que el niño se siente idealizado, otras veces son simplemente «amiguitos» invisibles que les acompañan en sus juegos y vivencias lúdicas.
Estos amigos pueden ser totalmente irreales o estar vinculados a algún tipo de objeto como un peluche o una muñeca con el que habla y juega y que además tiene su propia personalidad y forma de actuar distinta de la del niño. El tener su propia personalidad hace que el niño y su amigo no siempre estén de acuerdo y es aquí donde el niño puede aumentar su riqueza en cuanto a interacción social, ya que, se verá obligado a explicar, hablar o negociar con su amigo.
Este fenómeno no se rige por un patrón en concreto, pero suele ser más común en hijos únicos o en el primer hijo, ya qué, con está conducta el niño pretende llenar el vacío social en sus juegos o momentos lúdicos. Del mismo modo la presencia de este fenómeno también se asocia a niños de mayor sensibilidad que después acaban desarrollando una mayor creatividad y aptitudes artísticas una vez son adultos.